Artículo La Voz de Galicia
FRANCISCO MARTELO
10/05/2021 05:00 H
Ayudar a los españoles ha sido la intención de 55 sociedades científicas sanitarias que aglutinan a más de 170.000 profesionales involucrados en la lucha contra la terrible pandemia que nos aflige desde hace más de un año. Todos ellos vienen trabajando de forma conjunta desde la celebración, el pasado octubre, del I Congreso Nacional Covid-19, el mayor encuentro científico-sanitario celebrado hasta la fecha en España.
Emitieron un documento, que continúa siendo válido en la actualidad, ensamblado como decálogo bíblico, dirigido al presidente del Gobierno de España y a los de las 17 comunidades autónomas. Lo inician con el encabezamiento: «En salud ustedes mandan, pero no saben». Y lo finalizan con un décimo precepto: «Las sociedades científicas, en todos los ámbitos de la salud, ofrecemos nuestros conocimientos». En los otros nueve puntos discurre el descontento con la gestión de la pandemia, pidiendo que dejen el enfrentamiento político y que den una respuesta coordinada, basada exclusivamente en criterios científicos claros y gestionando la crisis desde el conocimiento de las ciencias de la salud y con el compromiso de poner en marcha los recursos necesarios.
Los ciudadanos somos conscientes de que el Gobierno central se enfrenta a una situación muy compleja, pero tiene obligación de controlarla. Con la economía hundida y las cifras de nuevos casos y fallecimientos en valores inaceptables, ha decidido salirse de su manejo, cediéndoselo a las autonomías, apostándolo todo a las vacunas, como solución salvadora. Pero sin controlar ni su llegada ni su producción en la industria farmacéutica, metida en todo tipo de enredos y, hasta el momento actual, fuera de nuestras fronteras.
Normas, contra normas, adelante, atrás, salvar la economía, salvar vidas, arriesgar unas veces con cordura y otras sin criterio, intentando evitar la enfermedad, pero sin controlar su relación con la mayoría de las autonomías en las que recae la asistencia de los que enferman de una afección gravísima que no tiene un tratamiento médico adecuado. Ahora han acabado oficialmente con el estado de «calamidad nacional» para implantar el de «sálvese quien pueda» en plena pandemia. Es por eso, por lo que la mayoría de los ciudadanos, estamos de acuerdo con el mensaje de las sociedades científicas por la gestión del covid-19, pero el error de los científicos ha estado en no darse cuenta de que los diez mandamientos se dirigen al pueblo llano, como hizo el profeta Moisés, a la gente que ha dejado de cumplir con los preceptos establecidos o que están más pendientes del «que hay de lo mío» que del bien de todos.
A los líderes políticos que, en general, son menos creyentes y están convencidos que los mandamientos los deciden ellos, en vez de enviarles los diez preceptos, es mejor y más efectivo decirles que queremos librarnos de su misericordia y hacerles firmar el código hipocrático para acabar con el fatal manejo de la esperanza.
POR
Francisco Martelo Secretario general de la Real Academia de Medicina de Galicia